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¿Música en innovación y educación? Obvio. Entrevista MASISA Lab.

  1. ¿Qué es para ti la música?

Para mi la música es todo. Es mi forma de entender el mundo, mi terapia psicológica, mi gimnasio mental, mi refugio creativo y es sobre todo una representación de lo que es valioso para el ser humano. La música puede ser vista como ciencia, tecnología, física, pero también puede ser vista como emoción y con un alto grado de subjetividad. Puede ser analizada como un fenómeno social, económico, político y últimamente incluso nos ayuda a entender más sobre neurociencia, capacidades cognitivas, creatividad, educación. Para mi la música es esa intersección que hace la vida más interesante y más hermosa al mismo tiempo. Sin música el mundo sería otro.

  1. ¿Cuándo empezaste a desarrollar esta afición?

Desde que tengo uso de memoria me sentí atraído al sonido. Me acuerdo que jugaba a “oír”, me fascinaba que cada momento que te tomas el tiempo para quedarte quieto, siempre hay algo interesante que escuchar. Tuve suerte también porque mi hermano es 7 años mayor que yo, así que crecí oyendo su música. En lugar de crecer con música infantil, crecí oyendo a Pink Floyd, Led Zeppelin, etc. Crecí escuchando y tocando rock. Y un día, cuando tenía 12 años un amigo me regaló un cassette con la sexta sinfonía de Beethoven. Ahí quedé fascinado. No podía dejar de preguntarme, ¿cómo creas algo tan hermoso? Y ahí, descubrí que mi vocación musical era la composición. El diseño del pensamiento musical era lo que más me llamaba y por suerte he podido dedicarme a ella por muchos años.

  1. ¿Cuáles consideras son tus principales logros en torno a la música?

Es curioso, nunca he pensado en términos de logros en torno a la música. Mi relación con la música es muy íntima. Es parte de mi diálogo interno y muy pocas veces pienso en términos de una carrera, sino como una fuerza interna que me guía. Pero para contestar la pregunta, un logro podría ser el haber podido compartir mi música y pensamiento a través de algunos de los músicos más talentosos del mundo en distintos escenarios. Pude hacer también mi doctorado en Harvard y ganar algunos concursos en Rusia, Estados Unidos, Alemania, etc. Pero el logro más grande en torno a la música, es realmente haberla podido estudiar a profundidad y entender por qué ha sido tan importante para el ser humano. Estoy convencido que tenemos que regresar la música a las aulas de clase como una prioridad, hay mucha evidencia científica sobre los beneficios neuronales de estudiar un instrumento y yo he visto de primera mano el impacto en la autoestima de niños que aprenden música. La música no debe ser un lujo, sino un derecho de todos los niños del mundo.

  1. Tu último álbum INMERSIÓN, ABSORCIÓN, CONEXIÓN, se lanzó en octubre de 2015. Para aquellos que no conocen tu trabajo, ¿qué intentas transmitir con esta nueva creación?

Este disco es muy especial para mi. Es un disco triple con 19 obras escritas en los últimos 10 años de vida. Es una especie de diario sobre las cosas que me van interesando. Como te decía, la música es mi forma de entender el mundo. Así que a través de ella voy explorando distintos conceptos de ciencia, tecnología, psicología, filosofía, etc. Por eso el nombre del disco. Primero hago una inmersión sobre un tópico que me interesa, después lo absorbo o asimilo y al final hago una conexión sonora que culmina en una pieza de música. Lo que quiero transmitir es la idea que la música es pensamiento y no se limita a los teatros ni a la teoría musical. Quisiera transmitir que la música es una forma de libertad intelectual, emocional y colaborativa. Una fuerza que nos hace cuestionar lo establecido y encontrar nuevas formas de expresión, de originalidad y empatía, y todo, al mismo tiempo. La simultaneidad de la música me fascina y por eso este disco tiene obras que van desde obras corales, cuartetos de cuerda, música electroacústica, ensambles, etc. Este disco es un “corte de caja” de mi búsqueda personal como compositor, pero también una búsqueda por definir los valores en los que creo como persona.

  1. Compositor, pero además educador, conferencista, consultor y emprendedor ¿Cuál de todos estos roles te apasiona más?

Cada vez que a mi esposa le preguntan qué es lo que hago. Me voltea a ver con una sonrisa y me pide que por favor lo explique yo porque ella ya no entiende nada. Hay tres cosas que definen mi quehacer diario: componer, emprender y últimamente detectar y gestionar talento. Para mi todo tiene sentido. Mi entrenamiento como músico y compositor me enseñaron a diseñar sistemas, a buscar nuevas formas de entender un problema y a lidiar con la complejidad y el aspecto multifactorial de todo en el mundo. Eso es lo que utilizo ahora para diseñar proyectos y para crear mis propios emprendimientos. Otra cosa que me fascina es la educación. Sobre todo la enseñanza de lo complejo de manera constructiva. La educación está pidiendo a gritos una transformación radical, una formación para vivir en este siglo y creo que la educación musical tiene mucho que decir en términos de aprender códigos, lógica, matemáticas, resolución de problemas, pensamiento crítico, etc. Con la edad, te das cuenta que lo más importante no es tu carrera como individuo, sino lo que puedes hacer por los demás. Así que ahora me dedico a detectar talento, sobre todo en las zonas más necesitadas de México -y espero que pronto en Latinoamérica- y ayudar a que alcancen su potencial. Así que no hay ningún rol que me guste más o menos. Los veo todos interconectados y necesarios para vivir la vida que quiero vivir. Si tienes el valor de estudiar música, tiene la ventaja que te acostumbras a hacer lo que más amas, y no lo que tienes que hacer o lo que se espera de ti. Esa autonomía emocional y profesional es valiosísima y se lo debo a la música.

  1. ¿Piensas que tu formación y talento musical te han servido para desarrollarte en todas estas áreas?

Absolutamente. Esto ha sido determinante. Agradezco muchísimo que no estudié formalmente negocios o innovación. Sin saberlo, el entrenamiento musical y compositivo me entrenó en innovación y emprendimiento de una manera única y divergente. Hacerte músico es principalmente una tarea autodidacta y colaborativa al mismo tiempo. Tal y como es el emprendimiento. La capacidad polifónica o el contrapunto es literalmente una técnica de composición musical que estudia, evalúa y crea la relación entre dos o más voces independientes con la finalidad de obtener cierto equilibrio armónico. Y de eso se trata casi cualquier proyecto, de poder dar un orden, un propósito y un significado a una serie de elementos y actores para lograr una menta en común.

  1. ¿Crees que la música y la innovación van emparejadas? ¿Qué plataformas, emprendimientos o proyectos innovadores que estén inspirados en la música te han cautivado?

El papel de la música y las artes está infravalorada. Por un lado, tenemos una educación creativamente opresora, donde la música está relegada a una materia “de relleno”, y después, les pedimos a nuestros jóvenes que sean creativos, emprendedores e innovadores al salir de su carrera. La música está profunda mente relacionada con la innovación, sobre todo a nivel neurológico y de comportamiento. Por un lado la música nos ayuda a crear conexiones complejas en nuestro cerebro y a desarrollar un pensamiento divergente y creativo, y por otro lado nos enseña cosas que no se aprenden en el aula. Por ejemplo a ser perseverantes, resilientes, colaborativos, disciplinados, etc. Y una cosa más: nos enseña a buscar la operatividad y belleza en lo que hacemos. Hay muchos emprendimientos sorprendentes inspirados en la música y el sonido. Por ejemplo el “iPod Project”. En una casa para personas mayores, les dieron un iPod con la música que oían cuando eran jóvenes. En cuanto empezaron a escuchar esa música, empezaron a emocionarse, a bailar y personas que estaban completamente deprimidas comenzaron a mejorar. Y no sólo eso, su presión arterial y sus niveles de azúcar mejoraron un poco. Se puede ver este proyecto en un documental que se llama “Alive Inside“. Pero hay muchos, en Suiza el Institute For Computer Music and Sound Technology está investigando sobre el sonido que emiten los árboles para entender mejor sus funciones biológicas, de la misma manera que un doctor nos “escucha” con el estetoscopio para saber si estamos sanos. La música representa lo humano, está en nuestro ADN, la naturaleza ha privilegiado el gusto musical en la evolución de nuestros cerebros, y estoy seguro que hay buenas razones para que esto sea así. No es casual que todas las culturas en todas las épocas haya tenido -y seguirán teniendo-  música.

  1. Actualmente estás dedicado también a la investigación en tecnología musical ¿qué

cambios visualizas en el mundo de la música tras la fuerte presencia e influencia de la tecnología?

La música siempre ha utilizado tecnología. Desde los huesos que usaron nuestros ancestros para hacer las primeras flautas hasta los sistemas multicanal con procesamiento en tiempo real que tenemos hoy en día. Hay dos cambios fundamentales que veo venir con mucha claridad en los próximos años. El primero es cómo el rol de la música será más y más transdisciplinario. Por ejemplo, ahora que sabemos más del cerebro, la utilizaremos más cómo una herramienta de educación tan importante como las matemáticas o los idiomas, porque es un idioma y es matemática. También veremos conciertos con realidad aumentada en la experiencia musical será multi-sensorial y profundamente más inmersiva. Veo también una revolución del sonido. Por ejemplo, la forma en la que entendemos Big Data es principalmente visual, y poco a poco empezaremos a ver que también puede ser sonora, así que podremos oír a las ciudades, los procesos electorales, es más podremos hacer sentido sonoro del planeta mismo. El segundo cambio tiene que ver en cómo hacemos música. Creo que la tecnología hará la composición más colaborativa y flexible. Por un lado podremos hacer obras comunitarias, es decir obras de música hechas por cientos de miles de autores trabajando en tiempo real en composiciones que no tienen ni principio ni fin. Asimismo, la composición asistida por software es hoy una realidad y muchísimos compositores la utilizan. Pero la composición asistida por inteligencia artificial es algo que estoy seguro nos tocará ver y oír. El futuro será muy interesante sin duda.

 

 

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